El entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, ya ha comenzado a diferenciarse de su predecesor, Martín Demichelis, implementando entrenamientos en espacios más amplios, ejercicios físicos sin balón y menos tiempo en el gimnasio.
"¡Así es, eso quiero!", fue su firme declaración. Con su histórica premisa de entrenar con la misma intensidad que se necesita en los partidos, Gallardo no dio respiro a los jugadores durante los primeros tres días de trabajo en su nuevo ciclo al frente de River. Su enfoque se centra en reducir los ejercicios de gimnasio y aumentar el trabajo en el campo sin balón, para mejorar la resistencia física y los cambios de ritmo, utilizando espacios más amplios en los entrenamientos de fútbol reducido.
El Muñeco ha establecido diferencias claras con el ciclo anterior de Demichelis. El cambio más notable, especialmente para los jugadores que no formaron parte del ciclo previo de Gallardo, son las constantes indicaciones y palabras de motivación del entrenador para mantener a todos siempre al máximo de sus capacidades.
A pesar de que hasta la práctica del miércoles el plantel estuvo dividido en diferentes grupos según las cargas de trabajo asignadas por el preparador físico Pablo Dolce, en el River Camp se observa un aumento en la intensidad de las órdenes de Gallardo y en las respuestas de los jugadores, del cuerpo técnico y de los empleados del club en diversas áreas de convivencia, tanto en el Camp de Ezeiza como en el Monumental.
La duración de las prácticas es similar a la del ciclo de Demichelis, aunque el anterior entrenador exigía que todos los trabajos físicos se realizaran con balón. En cambio, Gallardo, basado en su experiencia y en la confianza extrema con el preparador físico Dolce, prefiere que los ejercicios físicos más exigentes se realicen sin balón como complemento.
Este método ha dado resultados irrefutables a Gallardo, y su idea es mantener su estilo de trabajo para intentar repetir el éxito. Sin embargo, MG cuenta con un tiempo limitado para implementar cambios profundos en la preparación física del equipo y debe enfocarse en las mejoras urgentes que considera necesarias para la serie de octavos de final de la Libertadores contra Talleres. Por eso, más allá de los cambios que ya ha logrado en el día a día, Gallardo está seguro de que el partido del sábado contra Huracán será el mejor diagnóstico para evaluar el nivel de juego, el rendimiento físico y la mentalidad de su nuevo River.
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